miércoles, 10 de septiembre de 2008

Qué manía con decir: "si yo no tengo nada en contra de la prostitución pero..."
Pues yo sí tengo algo en contra de la prostitución!!! es un oficio bajo, denigrante, indigno al que se llega después de un duro proceso de pérdida, de muchas cosas tales como la sensibilidad. Lo cual no significa que las mujeres que lo ejerzan sean indignas. Rechazar el oficio no significa rechazarlas a ellas.

El asunto es peliagudo, tanto que ni el propio Estado sabe cómo afrontarlo. La prueba está en que la actividad es legal pero no está regulada. Ridículo. Legalizar no significa simplemente permitir, o hacer oídos sordos. La excepción es la prostitución, de la que el Estado se desentiende legalizándola a su manera. Porque regular algo así sería tan paradójicamente grotesco... e ilegalizarlo aportaría un extra de trabajo a los efectivos de seguridad y otro de quebraderos de cabeza a los políticos. Así que ahí estamos, con una confusión mental respecto a nuestros principios tremebunda.

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