martes, 26 de agosto de 2008

La tragedia aérea del pasado martes

Desde aquel horroroso acontecimiento no dejan de acosarnos con los miles de dramas particulares derivados de la tragedia. Se visitan los entornos de las víctimas y se plantan micros debajo de las narices de familiares, amigos, vecinos, conocidos... todo aquel al que se le pueda sacar alguna palabra afectada. Alimentan nuestra conmoción de anécdotas desoladoras. Sin embargo, a partir de ahora yo no puedo más que insensibilizarme. Llega un momento en que cada uno debe mantener su propio duelo personal.
El día del accidente me impactó profundamente y lloré viendo la tele. Ahora preferiría no dejarme embotar de drama morboso, gratuito y mediático. No es sano que manejen tu dolor.

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